Muchas de las decoraciones actuales buscan establecer un concepto más armonizado, integrado y acorde con propuestas naturales que mejoren los aportes y el diseño final en la decoración de interiores.
Dentro de estas propuestas los colores, la forma y los complementos juegan un papel relevante en el diseño final adaptado bajo colores y formas que aportan luz y vida a los diseños interiores.
Una buena forma para conseguir un efecto de equilibrio y armonía consiste en el empleo de colores tierras, o colores naturales con el fin de adaptar las estancias, gustos, y creatividad a los espacios dentro del hogar. Se puede combinar formas y propuestas racionales a través del color que permitan mejorar el diseño.

Para conseguir un aspecto más natural y equilibrado se puede emplear la paleta de colores como el beige y verde oliva, o blanco y marrón suave para integrar un salón más natural. Se pueden emplear complementos con motivos florales para conseguir un concepto más natural. Sin duda, y como hablamos en el anterior artículo, el verde no solo es el color de la naturaleza, sino también de la esperanza, optimismo y buenas vibraciones. Dentro de ese concepto se pueden emplear diferentes tonalidades de verde y marrón, o tonos tierra suaves para conseguir un aspecto moderno y cálido.
Para integrar aportes costeros y veraniegos se puede emplear en el diseño de interiores colores como el azul claro con el blanco, con el fin de conseguir una fusión entre armonizada que aporte vida, claridad y calma. Este tipo de tonos permiten además añadir un concepto luminoso y bien armonizado, por lo que resulta ser una excelente apuesta para los amantes de la naturaleza.

Para aportar un tono más confortante en espacios como la cocina, una terraza, un salón con estilo rústico o ecológico se pueden emplear los tonos marrones suaves o colores tierra con el fin de añadir toques más cálidos. Los complementos ideales son la madera, y motivos florales, donde incluso se puede crear una mayor combinación en base a tonos oscuros de verde, como verde oliva o verde pistacho para integrar un aporte más natural, semejante a los bosques frondosos. Estos tonos son ideales para la estación de otoño, ya que aportan un toque más íntimo y natural a las estancias.
El amarillo, el verde esmeralda, o el violeta lavanda son ideales para los espacios más vivos y alegres, empleando sobre todo en estaciones con más luz como la primavera o el verano.