La chavala de la moto. Al filo del medio siglo de aquella icónica película que encumbró a la mujer conduciendo una motocicleta de senda (con una enfundadísima Marianne Faithfull en un sensual body de cuero negro), el día de hoy son miles las acólitas que aprietan fuerte el manubrio y pisan el acelerador. Curvas y más curvas.
La herencia paterna por el amor a las 2 ruedas, el sentido de independencia y libertad -sin dejar a un lado el espíritu aventurero- es una incesante en el vínculo de la mujer y la motocicleta. La idea de un estilo femenino propio toma forma. “Aunque manifiestan que interfiere en sus hábitos de cuidado y arreglo, las mujeres hallan estrategias o bien se amoldan a ella. Una mujer que anda en motocicleta es percibida y se siente a sí como una mujer fuerte, libre y autónoma”, expresa Mariela Mociulsky, directiva de Trendsity, agencia que al lado de Silkolene (líder mundial de lubrificantes de motos, productos de limpieza y mantenimiento) realizaron una investigación entrevistando a veinte motociclistas. ¿El propósito? Conocer el perfil de los amantes de las 2 ruedas.
Desde la busca de la aventura a la camaradería fierrera -y sin perder nunca el glamur-, las chicas motociclistas pueden cortarse solas en el camino o bien viajar al lado de un amigo. Mientras que, la ocasional compañía, poco a poco se marcha sintiendo más cómodo dejándose llevar. Por el hecho de que aquí, las chicas están al mando. ¡Agarrate fuerte!
Pasión por el motocross
“Voy a viajar a USA y correré con mujeres”. Esa fue la bandera a cuadros de una mendocina que sabía desde pequeña que lo propio era el motociclismo, aunque siempre con su seguro de moto, en especial, el motocross. “Cuando tenía quince años mis viejos no me querían instruir a caminar en motocicleta, me afirmaban que no era para mujeres. Entonces, en lugar de celebración solicité una motocicleta… mas estuve cerca: me obsequiaron un cuatriciclo. Nada de vestido rosado”, explica Dalila Noble, en charla con Clarín.
Su primer acercamiento a las 2 ruedas llegó merced a su papá Rafael, que andaba en una Honda XR seiscientos y hacía travesías de campo. Y, evidentemente, Dalila lo acompañaba. “Empecé corriendo en enduro, a campo traviesa, y asimismo me iba al instituto y a la escuela en el cuatri. Después me adquirieron la motocicleta pues andaba a los saltos con el cuatri. Aprendí a caminar en una CR 250”, afirma esta entusiasta de los pilotos James Stewart y Stefan Everts.
El día de hoy, esta quinesióloga que vive en la urbe de Mendoza, se mueve por la urbe cordillerana con su Honda ciento veinticinco. “La cross solo se puede utilizar en circuito, en tanto que está lista para competición. Por poner un ejemplo, no tiene luces reglamentarias”, delimita Noble, que es parte del equipo KTM Argentina (uno de los teams del torneo argentino), aparte de haber corrido para Kawasaki-Chile.
-¿De qué forma entraste en la competición?
-Cuando tenía veinticinco años una team mánager me llevó a correr a Buenos Aires y después viajé a U.S.A.. Por entonces vivía con el equipo Leocata Motocicletas, me esponsoreaban y de esta forma podía vivir de esto. Ibamos a diferentes circuitos de la ciudad de Buenos Aires para adiestrar sin parar.
-Y después llegaste a USA…
-Sí, se corrían unos Olimpiadas de motocross en Florida y nos fuimos a adiestrar ya antes a California, la otra costa, en tanto que habían más pistas y seguros allí. Mi mayor logro fue salir primera entre veinticinco mujeres, en el circuito de Glen Helen, la mejor pista del planeta de motocross. Además de esto llegué a correr al lado de Jessica Patterson, que es como jugar al futbol a la vera de Messi. Y tengo un sueño pendiente: tener mi escuela de motocross: enseñarle a los más chicos sería lo máximo.