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Qué dicen los estudios sobre los riesgos del vapeo

La urbe estadounidense de la ciudad de San Francisco decidió prohibir la venta de cigarros electrónicos desde dos mil veinte, a fin de eludir que los jóvenes adquieran el hábito de vaporear.

Hoy día, el acuerdo científico señala que el vapeo es indudablemente menos peligroso que fumar, mas los peligros para la salud a largo plazo todavía se ignoran.

¿QUÉ CONTIENEN LOS CIGARRILLOS ELECTRÓNICOS?
El vapeo consiste en aspirar vapores creados por el calentamiento a elevada temperatura de un líquido en el cigarro electrónico.

La mayor parte de esos líquidos poseen nicotina. La nicotina ha sido bien estudiada a lo largo de décadas: es adictiva y afecta el desarrollo del cerebro ya antes de los veinticinco años, insiste el gobierno estadounidense.

En cambio, los vapeadores no incluyen muchas substancias cancerígenas que se hallan en los cigarros comburentes, como el alquitrán.

Mas el vapor contiene partículas finas que penetran en los pulmones. Hay “muchas substancias potencialmente tóxicas”, concluye un informe de la Academia Estadounidense de Ciencia publicado en dos mil dieciocho por petición del Congreso, que examinó todos y cada uno de los estudios publicados hasta el instante.

Incluye metales (níquel, plomo …), que seguramente se desprenden de la bobina empleada para calentar el líquido; y aditivos considerados seguros en la industria alimenticia, mas que están relacionados con enfermedades pulmonares o bien no se han estudiado en su forma vaporizada.

Posiblemente estas substancias tengan efectos tóxicos en un largo plazo en las células del cuerpo. Mas revisarlo requeriría estudios a lo largo de múltiples décadas.

¿VAPEAR ES PELIGROSO?
En el mercado desde mediados de la década de dos mil, los cigarros electrónicos son parcialmente nuevos. Eso da escasa perspectiva a los estudiosos.

Para los fumadores, semeja que sustituir el cigarro por vaporear tiene efectos positivos: si bien la nicotina continúe, se evitan las substancias presentes en los cigarros que se sabe con certidumbre que son cancerígenas.

Una investigación efectuado últimamente en R. Unido y publicado en el New England Journal of Medicine observó que los vapeadores pod eran más efectivos que los parches, gomas de mascar y otros sustitutos para parar de fumar.

Por otra parte, poco a poco más estudios muestran que los jóvenes no fumadores que empiezan a vaporear son más propensos a empezar a fumar.

A las autoridades les preocupa que los avances de los últimos tiempos se esfumen: en E.U., generaciones de estudiantes universitarios y de secundaria, que fumaban menos, se han habituado ahora a la nicotina a través del vapeo, una potencial puerta de entrada al tabaco.

¿PROHIBICIÓN O bien CONTROL?
La industria del vapeo y sus defensores afirman que es preciso eludir que los jóvenes vapeen.

Los cigarros electrónicos ya están prohibidos para la venta a personas menores de dieciocho o bien veintiuno años en USA, en dependencia del estado. Mas la prohibición de la venta es, según ellos, la peor solución por el hecho de que desatiende a los adultos que desean parar de fumar.

“Privar a estos fumadores de cigarros electrónicos, que se sabe que son mucho menos perjudiciales que los cigarros, es una malísima decisión”, afirmó Neil McKeganey, codirector del Centre for Substance Use Research, un centro de investigación británico parcialmente financiado por la industria.

La paradoja es que en la ciudad de San Francisco la venta de alcohol, cigarros y cannabis proseguirá siendo legal (para los mayores de veintiuno años).

Los peligros para la salud del consumo de alcohol son muy conocidos para el alcohol (cánceres, enfermedades cardiovasculares y digestibles, cirrosis…) y el tabaco (cánceres, enfermedades cardiovasculares, insuficiencia respiratoria crónica…). En lo que se refiere al cannabis, los estudios han probado su efecto dañino en cerebros todavía en desarrollo, en adolescentes y adultos jóvenes.

En vez de una prohibición del cigarro electrónico, la industria aconseja un control más riguroso de las ventas.

En ese campo aún hay mucho por hacer: un análisis publicado el primer día de la semana en la gaceta médica JAMA mostró que la mitad de las compañías que venden cigarros electrónicos no comprueban la edad de los compradores en California.

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